No
dudemos de la verdad:
LA VERDAD, Es
una de las más sublimes virtudes que solo aquellos, bien resteados se atreven
de utilizar incluso cuando de guerrear se trata, un arma tan poderosa como esta,
utilizada con nobleza, con tesón, con espíritu de fe, puede incluso cambiar a
la humanidad entera; si es cierto, hay alguno que jactándose de “decir la verdad”
atropella y abusa, haciendo de esta gran virtud un arma para la destrucción.
En
vida he contemplado como esta verdad genera libertad, genera paz, genera
serenidad, aunque tropezarse con ella primero pueda causar un gran impacto,
esto es casi ineludible a nuestra naturaleza humana.
La
verdad como virtud, debe ser propiciada, generada y debe ser el resultado de un
ejercicio continuo, porque mientras más tiempo dediquemos a actuar de esta
manera, más transparentes seremos, y gozaríamos entonces de una insondable entrega desinteresada al
servicio del otro, de hecho, me atrevo a decir que te hace más sensible a la
realidad humana que en el devenir de los tiempos nos afecta y afecta a los
demás.
Nunca
dudemos de nuestra capacidad de actuar con verdad, no dudemos de la verdad de
los otros, no dudemos de que la verdad sea una virtud de la que solo la raza
humana puede disfrutar; no dudemos que actuar con verdad y transparencia nos
hace más dignos, más libres, más pacíficos.