Articulo escrito para la revista "50 años de la Parroquia Nuestra Sra. de los Dolores" Edición única, impreso en Mayo de 2014.
Hablando de retos.
Calle el Cristo de los Magallanes de Catia, Para 1960 |
Nuestra Señora de lo Dolores, sumergida en las puertas de
los Magallanes de Catia es una parroquia privilegiada ¡muy privilegiada!, desde
ella se puede observar un sin número de opciones para la práctica continua de
la predicación; es que en ella se despliegan como cual abanico, las más grandes
necesidades como si fuesen un compendio
de todas las que encontramos a lo largo de todo el territorio nacional.
Debo
confesar que lo primero que ha robado toda mi atención, no fue el “peligro” del
que tanto me hablaban y del que tanto se habla desde las afueras, esto para mi
no es mayor problema desde que hice mías las palabras de Santa Teresa de Jesús:
“Nada te turbe, Nada te espante, Todo se
pasa, Dios no se muda. La paciencia Todo lo alcanza; Quien a Dios tiene Nada le
falta: Sólo Dios basta” definitivamente he encontrado un sector despreciado
por los que han de llamarse evangelizadores, predicadores, pastoralistas… (créanme que hay muchos, diversos e
incluso aguerridos). Pero que resulta el paraíso deseado para un mártir en
potencia.
Si tomásemos cada lugar del mundo y lo analizásemos con una
lupa, estoy seguro de que en cada uno de ellos encontraremos las mismas
dificultades, con formatos de presentación diferentes, por que en el fondo las
carencias son las mismas y esto, al menos, desde mi precaria forma para tratar
de entender bajo la recta intención y
procura de ayudar, resulta necesario para ejercer un buen plan pastoral
inclusivo, eficiente y dinámico:
detenerse, bajar la mirada y mirar el fondo.
Con respecto al fondo: El fondo nos da miedo mirarlo, puede
que exija de nosotros una gran capacidad (¡valla usted a elegir una en
especifico!) , puede que exija de nosotros detenernos (el tiempo tan preciado),
puede que exija de nosotros comprenderlo (Echarle Cabeza ¡pensar!), puede que
exija de nosotros sumergimos en aguas oscuras (¿adéntranos al barrio?: ¿y si me
roban? ¿Y si me enfermo?) y nadie quiere hacerlo, porque quizás “no fuimos
diseñados para eso”; “simplemente no es lo mío”; “puedo dedicarme a otras
cosas” e incluso “eso no es lo que quiere Jesús de mi”
La catequesis me ha robado en
corazón, habeses creo que el tiempo no es suficiente y que definitivamente el
día necesita más de 24 horas para poder hacer algo realmente justo para el
desarrollo de una pastoral ajustada a
nuestra realidad; he visto desde nuestros sectores más cercanos como necesitan
mucho de nuestra escucha, más que de nuestro palabrerío, creo que en este
tiempo no estamos para hablar sino más bien para escuchar, de hecho creo que de
esa manera se actualiza en mandato de los Dominicos “contemplar y dar lo contemplado”. Santo Tomás afirma: "Del
mismo modo que es mejor iluminar que solamente brillar, asimismo es cosa más
grande dar a los demás las cosas contempladas que solamente contemplarlas"
(ST,II-II, q.188, a.6,c.).
El solo hecho de no saber para quien
celebramos los actos litúrgicos, creo que hacen de ello un gran show, como cual
teatro y he allí donde encuentro uno de los mayores retos, puede que por eso el
Papa Francisco insista tanto en vivir lo celebrado desde el acercamiento con el
pueblo; porque no es un problema único
de los Magallanes, es una epidemia mundial.
Puede que halla algún anécdota que contar sobre esto que me
invita a vivir el evangelio. Un día cualquiera de esos días en lo que bajamos a
la misa, creyendo que todo será igual, se aparece un señor mayor que ya en
reiteradas ocasiones hemos visto y que antes del momento de la comunión, justo
después de que el padre ha elevado la Sagrada Eucaristía e invita
a la paz, se planta frente al altar, sin vergüenza alguna, y comienza
hacernos gestos que traducimos como paz; para algunos un señor más, desequilibrado,
hasta que note que el señor carecía del sentido del oído y del habla, su única
manera de enterarse dependía de los gestos nuestros y del sacerdote, ¡qué
valentía y que fe la de este Hombre!. No escuchaba ni el evangelio, ni la
homilía pero su fe lo invitaba acercarse y entregarse a Jesús.
El pueblo de Catia merece vivir a Cristo, merece saborearlo
y compartirlo, resulta lamentable ver como nuestra gente se sumerge por
curiosidad y misticismo a lo mágico y oculto en prácticas contrarias no solo a
la religión que profesamos, sino también al aspecto moral y ético que los llevan
a la realización de míticos y ancestrales ritos que atentan contra la naturaleza
y la realidad que nos rodea dejando a su paso un gran desconocimiento de Dios y
que en consecuencia, me atrevo a decir, que en el futuro nos llevará a un ateísmo radical y un gran desinterés de Dios, que ya
viven otros pueblos del mundo y que quizás ya estamos comenzando a observar en
el nuestro, por no encontrar de Dios una idea clara de su ser y de lo que
quiere para con nosotros; Definitivamente este es un gran reto: cómo ajustar
nuestra predicación para el esclarecimiento de la idea de Dios rompiendo con
los paradigmas y practicas de otras religiones que hacen vida en nuestro
territorio parroquial como: La Santería, el espiritismo y el sincretismo
religioso.
Fundamentar la idea de Dios, necesita del esclarecimiento
de sus principios, del demostrar, enseñar y practicar a un Dios mas cercano que
no solo promete sino que actúa, hace y
obra «ser
Luz en medio de las tinieblas» que además de encontrarse en todas partes está
también en lo mistérico que ofrecen nuestros ritos, sí, por que además creo que
uno de los retos es recuperar el sentido mistérico de nuestras celebraciones,
algo que per juiciosamente nos han robado; cubriendo un vacío que como iglesia hemos abandonado y por ende
tenemos como deuda histórica.
En este sentido puedo identificar cuatro retos fundamentales
en medio de tantos que he omitido:
1) Debemos
perder el miedo a la Evangelización de nuestra gente, “solo Dios Basta”
2) Invitar
a vivir el evangelio haciéndolo presente en nuestros hermanos, acercarnos nos
apremiará el reino de Dios.
3) Ser
luz en medio de las tinieblas Mat. 4:16, cuando Cristo vino, "el pueblo que habitaba en
tinieblas vio una gran luz; y a los que habitaban en de sombra de muerte le
amaneció la luz".
4)
Recuperar el sentido celebrativo, contemplativo y eficaz de
nuestro ritos, que solo se puede logra desde la demostración del gozo y la
plenitud del acto.
El sacerdote, el catequista, el laico comprometido, los
jóvenes de los apostolados y toda la
comunidad en general tiene la responsabilidad de asumir estos retos y llevarlos
a cabo, pensar que son responsabilidad de un solo ente deja un gran vacío y
hace que el cuerpo místico de Cristo se corrompa: Cristo es la Cabeza. Todos nosotros somos sus
miembros (a esto llamado el cuerpo mistico: La Iglesia). O como Él mismo dijo
con otra comparación: «Yo soy la vid y vosotros los sarmientos» Jn 15:5.
A trabajar hermanos, hay mucho que hacer después de dos mil
años.