domingo, 2 de febrero de 2014

LA EDUCACIÓN PARA SER BUENOS CIUDADANOS


Hablando de los sacramentos (ritos) de los que dispone la Iglesia católica, ojalá fueran estos principios fundamentales de todos los seres humanos en especial de nosotros los venezolanos, porque cada uno de ellos no solo aportan un carácter espiritual e indivisible que nos apremian en reino de Dios al que todas la religiones de este mundo apuestan según sus formas y medios de seguirle, sino que, más bien y en lo que se centrará este corto artículo es en beneficio personal y comunitario del que nos hacemos merecedores.

Surge este comentario después de reflexionar en torno al sacramento del Bautismo con el que la iglesia no gana adeptos como para ser una iglesia o una institución meramente proselitista (algo de esto tendrá cuando algunas miembros de ella manejan este tipo de comportamientos) si no una institución de pocos cristianos que asumen un compromiso con lo más sensible de la iglesia, precisamente sus sacramentos (dijera Mons. Jesús Gonzales de Zarate, en torno a su visita pastoral a la Parroquia nuestra Sra. de lo dolores) y que apreciamos en el entorno de la obra en la que cada uno de sus miembros va desempeñando con convicción y fe.


Resulta para mí como bautizado de la Iglesia Católica que yace su obispo como máxima autoridad en Roma, la necesidad de comentar algo que en la fe natural de las personas resulta entendible, pero que  lo evidente y aparente como todo no es tan entendible por muchos y es precisamente lo útil, justo y real de los sacramentos para el desarrollo del llamado a la humanidad primero de todas las personas indistintamente de sus credo religioso, porque si en algo llegamos de acuerdo todos los seres humanos es que fuimos creados para hacer el bien, y no para hacer el mal.


Partiendo de esta premisa en la que creo que muchos estarán de acuerdo conmigo, me sumerjo en ese “poco entendido” sentido útil, justo y real  aporte de los sacramentos al hombre corriente, que nace, crece, se profesionaliza y desarrolla en este mundo, y esto lo podemos ver de forma explícita en la diferencia entre un hombre ha sido formado con alguna corta  educación en la fe y otro que no.

Quiero destacar y puntualizar mi punto en el hecho de que, la educación civil sí que nos prepara para enfrentarnos a la vida del hombre de éxitos que urge en la sociedad, por esta razón no es de extrañar que los comportamientos modernos apuesten más bien por un hombre más eficiente y eficaz, más rápido en el quehacer diario y la necesidad de cubrir momentos, situaciones en contextos que robotizan nuestras emociones, dejando de lado toda tolerancia, empatía, momentos de acuerdos, la dignidad propia y la el respeto al otro. Y esto no resulta del desarrollo educativo, porque en definitiva no corresponde este su objetivo más próximo, porque la educación en principios (desde el punto de vista educativo institucional)  son las simples normas morales y éticas que filosóficamente resultan distintas a  los principios y valores que tienen una carga religiosa.

Si, porque cuando hablamos de valores y principios Cristianos resulta otra cosa muy diferente, por el simple hecho, por  la pequeña diferencia de que para los cristianos el objetivo no es hacer hombres y mujeres que viven que construyen una sociedad como núcleo fundamental. NO SOLO ESO, la iglesia nos enseña que su educación tiene como objetivo inmediato la salvación de las almas, definitivamente algo trascendente que inquiere el punto más alto de la felicidad humana; partiendo de esto en modo de vivir del educado en la fe, que tiene ese objetivo modularía su comportamiento para con el mundo que le rodea haciendo de este no solo un hombre eficaz y eficiente sino más bien muy cercano al ser humando, muy cerca a la dinámica del amor, y he aquí una de las características principales de la persona humana: capaz de entrar y vivir en la “dinámica del amor”

                Los sacramentos de la vivencia de la fe en esta dinámica, Dijo: Martin Luther King: -“Si ayudé a una sola persona a tener esperanza no habré vivido en vano” esto señores es la dinámica del amor, vivir con la recta y sola intención de hacer algo por el otro de amarnos como cristianos convencidos y educados, si esto fuere así convencido estoy de que muchos desordenes sociales, como las guerras, la pobreza, la aniquilación de la verdad en primacía de falsedad, la corrupción, la violencia, la inseguridad, la intolerancia y el odio, serían más escasos que la comida en los anaqueles de los supermercados de nuestro país.

                 Esto nos enseña la iglesia con los sacramentos, cuando nos exigen por ejemplo un seguimiento constante en la preparación del mismo para todo el resto de nuestra vida.

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