¡COMO PODEMOS CAUSAR IMPACTO HOY!
El Centro
Gumilla como pilar fuerte de la expresión en cuanto a realidad social de
nuestro país se trata, me ha regalado y no como dadiva, sino como una gran
inversión, un curso para revisar un poco la realidad sociopolítica de
Venezuela, trataré de reflejar brevemente algunas cosas que me llamarón la
atención y que considero sirve para mi reflexión y quizás la de otros también.
Y es que cuando se habla de Política,
esta puede ser utilizada como opuesto a política, entiéndase con p
minúscula, el uno apuesta y sirve por y para el bien común, pero el otro se
sirve a sí mismo, sirve a sus intereses y necesidades individuales, creo que esto
no es un mayor problema gramatical, ni tampoco ortográfico, este es un problema
de conciencia, de moral, y sentir ético.
Aprendí que como la palabra
Política, la palabra pueblo puede ser entendida como un conjunto de personas
que habitan un territorio y que comparten costumbres, creencias, fisionomía,
lenguaje etc., en común y afines que lo identifica, pero al igual que la
palabra Político, también la palabra pueblo, puede ser utilizada para referirse
solo a una parte de la población donde un soberano político es el
amo y señor, que no sirve al pueblo sino que se sirve del pueblo, para lograr
sus propios e independientes objetivos, pueblo que además es clasificado,
determinado, perfilado y responde a un prototipo, suelen llamarles algunos políticos:
“pobres”
Aprendí que la dignidad de la
persona viene de Dios en cuanto a que es persona, persona que es animal, que es
sujeto, que es sentiente, que es posibilitante y que se autodetermina.
En este sentido no escapa de la
realidad política a que se ve sometido de alguna manera.
Aprendí que los viejos modelos
de protestas (marchas, quema de cauchos, paros de gremios o instituciones, etc) no generan gran impacto en
la época en la que vivimos, cuando son utilizados para propiciar cambios
concretos; la humanidad que se ha visto sometido al devenir de los tiempos nos
exige resituarnos en la época que estamos viviendo, donde nos encontramos con
instituciones postmodernas viviendo en una sociedad que no ha pasado por el
modernismo, y sigue viviendo en la época tradicionalista en medio de un mundo
globalizado enteramente post moderno.
Entendiendo lo tradicional como aquella forma de vivir en
la que culturalmente se comprende a la naturaleza como alguien y no como un
objeto, resultado de la herencia de los indígenas, africanos y españoles. Que
exige de nosotros una mirada distinta a la forma en la que nos relacionamos con
ella, la naturaleza; porque al no ser un objeto, no la acumulamos no la
reproducimos sino que más bien la disfrutamos y la festejamos. ¿Será por esta
razón que dejamos de sembrar para vender el petróleo? Entonces somos un país
moproductor y monoexportador.
La forma de distribución social hace que nos agrupemos en
grupos sociales, de donde cada individuo prescribe deberes y acuerdos con él.
Por tanto nuestra sociedad funciona a través de redes de
relaciones primarias, y que son primarias en cuanto esos deberes y acuerdos con
el grupo social al que pertenecemos determina una forma de entendernos, donde
reina más el amiguismo, el compadrazgo sobre la norma, sobre lo estructurado.
En este sentido no es de
extrañarnos que las cosas funcionen si para un cierto grupo en particular y no
funcione para otro grupo que esté conectado al núcleo de esas relaciones
primarias.
“En
nuestro universo mental de “tribus”…
Ante una dificultad en la que pueda esperarse una intervención estatal,
nadie se pregunta «¿qué ley me ampara?», sino «¿a quién conozco allí?»[i].
Entonces
he aquí donde la modernidad continuamente y sin rendirse aún, ha perdido la
batalla en el proceso de alcanzarnos.
La modernidad procurará
siempre, que transformemos la naturaleza, de esta manera incluso nos realizamos
socialmente porque parte del trabajo y de la producción propia que se
cuantifica, se apropia y se comercia.
Procurará que prevalezca la
vida privada y que estén bien definidas las leyes del juego en todos los
ámbitos y que estas correspondan con una
ética universal.
Seguro estoy que esto no
resulta la solución a nuestros males, pero sí creo que debimos pasar por esa etapa
como cual niño tiene que gatear antes de caminar.
Si en la modernidad podíamos
realizarnos socialmente desde el trabajo y la producción, la postmodernidad ha
abierto otros medios para ampliar estas posibilidades. Retoma la vida privada y
establece nuevos mecanismos, y si eso es lo que tenemos eso es lo que debemos
utilizar si querermos generar impacto en algo o sobre algo.
Estos medios, responden a la
necesidad más importante que tiene el ser humano, la vinculación con el otro,
la realización social, y en respuesta a esta necesidad, el sujeto post moderno
hace bastante uso de las redes sociales como ventana para mirar el mundo, como una
gran bocina para expresar como va su relación con la realidad.
Entendí entonces que las
marchas, las protestas, las huelgas de hambre, los paros universitarios en
nuestro país no causará nunca mayor impacto porque dejaron de ser la novedad,
ya no responden a nuestras necesidades.
Hoy por hoy el individuo que
dedica más de 7 horas a relacionarse cibernéticamente tiene un gran poder en
sus manos, para mover masas, para concentrar opiniones afines y llevar a cabo
actividades que tengan un alcance mundial.
¿Qué ha pasado? hemos revisado
el perfil del artista de moda, cuanto pudimos haber compartido una situación
real que está siendo denunciada por otros más interesados en salir del caos;
que probablemente nos impresionamos tanto al ver lo publicado por otros que
preferimos solo mirar, leer y juzgar, pero no retwitteamos . Re-posicionamos el
hashtag que esta ya posicionado y que hace alusión a una crítica muy alejada a
nuestras necesidades más importantes. ¿Cuántos memes nos causan gracias?
¿Cuánto nos sirven para denunciar el desabastecimiento, el desorden social, las
malas políticas?
Aprendí que estos medios, bien
utilizados crean un mayor impacto, que esas estrategias muertas en las que
incluso sometemos a nuestra gente y a nuestro país.
Estas preocupaciones en mí, no
me permiten conciliar el sueño, no me dejan trabajar, interrumpen mis
relaciones con los demás, que hacen dudar de mi fe en muchas oportunidades, ya
no quiero seguir así.
Quiero que la realidad social y
política de nuestro país no me afecte, sino más bien que mis actos afecten esa
realidad, quiero pensar en que puedo producir algo, pero ya no producirlo
individualmente, quiero que mi entorno produzca algo junto a mí, y que yo tenga
la suficiente capacidad de apertura para producir algo en el favor de mi
comunidad, de mi sociedad, de mi estado, de mi país y del mundo entero.
Y es que no se trata de hacer
algo magnifico, sobrenatural, extraordinario, solo algo concreto que construya,
que modele, que refuerce los valores y los principios de aquellos sujetos que
forman parte de mi entorno.
Hoy estoy pensando qué hacer,
no sé si hacer un video satírico, no sé si escribir un artículo en el
periódico, no sé si comenzar a postear a tweetear a Retweet, hacer memes. Pero
algo debo hacer.
Estoy pensando ahora mismo, en
mi entorno, en la gente que me rodea, vecinos que nunca he tratado, de hecho
nunca pensé tratar, estoy pensando en los entes gubernamentales que de alguna
manera pueden prestarme ayuda para producir algo, alguna de estas puertas tengo
que tocar, porque es que solo no puedo, debo crear una red de personas que
sienten y padecen lo mismo que yo padezco y estoy seguro de que haremos algo,
quizás no derroquemos un presidente, no construyamos en puente, no arreglaremos
el problema eléctrico, y económico, pero algo haremos y será bueno.
Ojalá alguien o algunos me
acompañaran en este proceso; que importa la distancia, que importa los medios,
ya eso no es una limitante.