jueves, 23 de marzo de 2017

Excelencia, un valor incomprendido.

Para reflexionar en tu grupo, en tu clase... 

Citas Bíblicas en torno a la Excelencia:
·         “El que cree en mí hará obras aún mayores” (Jn. 14,12).
·         sean misericordiosos como mi Padre es misericordioso” (Lc. 6,36)
·         “La resurrección es el Sí del Padre a los hondos deseos de la humanidad” (2 Cor. 1, 19-20).
·         “Entren por la puerta angosta, porque la puerta y el camino que llevan a la perdición son anchos y espaciosos” (M,7,13)

Excelencia; concepto y desarrollo:
Tal como se nos ofrece hoy en día, podemos relacionar la Excelencia con los siguientes conceptos: “grandeza, eminencia, superioridad, altura, dignidad, majestad, poder, soberanía, importancia, elevación, excelsitud”. Sin embargo, desde la pedagogía Ignaciana no es a esta relación a la que nos referimos.
Hablamos de MAGIS, donde el carisma Ignaciano tiene su vértice, su punto central. Magis quiere decir: más, lo mayor, lo mejor, pero respecto al servicio que se hace.
Hay que comprender, con todo,  que el magis es comparativo y no superlativo.  Es decir, que partiendo de un nivel en que se está –de crecimiento personal, de servicio etc.- se puede experimentar un avance sobre  ello.  Esto supone, por tanto, una dinámica interna pujante fruto de nuestra misma humanidad pero sobre todo, el impulso de la gracia.
La vida entera de San Ignacio fue la búsqueda de un peregrino hacia el magis, la siempre mayor gloria de Dios, el siempre más cabal servicio de nuestro prójimo, el bien más universal, los medios apostólicos más efectivos”. 


Por otra parte, podríamos confundir este magis con lo que en nuestra cultura del trabajo y del sistema económico se alaba como la mayor eficacia, como el “producto de calidad”, como la “calidad total”, etc.  Todos esos “slogans” pueden responder a buenos fines y a metas loables, pero no son el magis.
Los empresarios modernos gastan considerables cantidades de dinero en capacitar a su gente en esta “calidad total”.  Pero, eso no es el magis ignaciano.  Aunque en los términos  pudiera haber una cierta coincidencia (lo mejor), la motivación de fondo es otra: en el magis habrá un ingrediente fundamental, la gracia de ser colocada la persona en el seguimiento de Jesús, para cambiarle el rostro al mundo, mientras que, en el otro dinamismo, hay un centramiento en lo individual  con logros obtenidos por propia voluntad.
Más aún, si se pudiera medir en parámetros a uno y a otro, el objetivo sería también  distinto: uno tendría que ver  preponderantemente con la autorrealización personal y el magis, en cambio, con el hecho de que la persona se experimenta colocada en el dinamismo del Reino de Dios; de ayudar a generar un mundo más humano
Un gran peligro de la  “excelencias” como meta, es que se puede fomentar un tipo de súper- ego narcisista, de normatividad y de compulsión que colocaría a la persona en situaciones peligrosas (no proveer el descanso, generar sobre cargas laborales, etc.) y de una extrema competitividad entre los mismos compañeros de clases, de comunidades, de compañeros de trabajo, etc. que no es ambiente propicio de lo cristiano, porque se valora lo que se tiene y no el hecho de ser hijas o  hijos del mismo Padre-Madre.
Deseamos entonces estar dispuestos a “en todo amar y servir”, de la manera “más” eficaz: es decir, prosiguiendo el camino de Jesús: en la altísima meta de ser iconos de la alegre misericordia de Dios y del poder realizar en su nombre y por su gracia obras aún mayores que las que El mismo hizo (Jn 14,12).



Acciones que reflejan la Excelencia - MAGIS:
·         Ante un mundo de excesiva competitividad, que se refleja en el individualismo, el consumismo y el afán de éxito a toda costa, participemos de acciones sociales, propiciemos pensamiento crítico, apostemos por la dinámica de “ganar – ganar”.

·        Pide hoy a tus estudiantes que se distingan por su capacidad de trabajar unidos, que sean sensibles unos a otros, y se comprometan al servicio de los demás. ¡Qué te vean a ti practicarlo!

·         Promover experiencias tales que creen un ambiente o clima que estimule la excelencia, como resultado de la gratuidad a todo bien recibido de Dios.

·         Comprometernos a formar y formarnos integralmente como personas para los demás y con los demás, competentes, conscientes, compasivos  y  comprometidos.

·         Llegar al corazón humano en el proceso de formación integral. Si el sentimiento interno no se une al conocimiento intelectual el aprendizaje no moverá a la acción.

·         Evaluación continua de las acciones y procesos, enseñando a hacer las cosas correctas, lo mejor posible, y bien hechas desde el principio. 

Frase:
“Desearía, si Dios fuese servido, poder más de lo que puedo” (Ignacio: Cartas, 2, 411).