Hoy es mejor afuera.
Una de las cosas que más resuenan
en mi mente de las conversaciones con todas las personas migrantes que pasan
por nuestra casa de acogida Temporal, me hacen pensar, como venezolano, que hoy
es mejor estar afuera, sí, afuera del país que dentro de la tierra que te vio
nacer y de la cual te nutriste de distintos códigos culturales, raciales,
sociales, religiosas etc. que te caracterizan.
Entiendo que para muchos (sobre
todos los espectadores internacionales), sea una afirmación lógica cuando notan
con preocupación toda la convulsión socio-política que se viene dando y que, porque
no queda de otra, van viendo pinceladas de la realidad en los medios de
comunicación. Pero esta afirmación no es lo lógica para el venezolano, y carece
de mucho sentido.
El venezolano aunque ya se
encuentre afuera de su país, rebuscándose para sí mismo y para los suyos, una
mejor calidad de vida, nunca pensó ni deseó salir corriendo, más que, para unas
merecidas vacaciones por la natural fatiga del diario vivir.
Pero hoy es mejor estar afuera,
porque aunque se tenga que comenzar de nuevo, se hace en medio de
posibilidades. Cosa de la que Venezuela carece: Posibilidades de tener medios
de vida básicos.
Es mejor estar afuera, porque
aunque los nativos nos digan que las cosas no esta tan bien, nosotros la encontramos
maravillosas, porque funcionan.
Es mejor estar afuera, porque
vivir con la sensación de estar siempre desprovistos y viviendo del día a día,
no da garantía de que algún día se podrá estar en mejores condiciones que
ahora.
Parece que es mejor estar afuera,
porque aunque algunos te miren despectivamente o con cierto fastidio, no
sientes que pierdes la vida en el gatillo de un impune ávido de muerte o en
largas colas de mendicidad obligada.
Parece que es mejor estar afuera,
porque los que dejo agradecen todos los días el aporte obtenido por el sudor de
la frente, y las manos llenas de cayos, por el trabajo rudo para el que no se estudió
largos años en la universidad.