domingo, 29 de julio de 2018

Aporofobia la otra cara no reconocida de la migración.


Aporofobia la otra cara no reconocida de la migración.



Adela Cortina, ha dado en el clavo, muchas veces no sabemos darle nombre a situaciones o cosas que suceden en nuestro día a día, pero suceden realmente.
Cuando no sabemos llamar a las cosas por su nombre, estas pasan a la vista de todos como si se tratara de algo intrínsecamente entendido, por lo tanto no hay propuestas  ni soluciones cuando de algo enfermizo se trata y nominalmente desconocido. "No significan nada"

Según Adela Cortina, la aporofobia es el odio y el desprecio a todo aquello que represente a la pobreza, al pobre para ser más concreto.

Esto me hace pensar que: En esta situación de migración forzada, hay algo importante: La aporofobia produce Xenofobia, en la mayoría de los casos.

Hace algunos años, cuando Venezuela venía en picada, pero que por distintas razones aún las personas sostenían la idea de quedarse y “luchar”,  solo emigraban los profesionales que tenían mayores posibilidades en el exterior, los primeros en salir corriendo fueron los artistas y los trabajadores de empresas transnacionales en especial petroleras.

Estos “añiñados”, cómo diríamos en Ecuador, se hartaron de la situación, tenían los medios y salieron, ellos nunca sufrieron de xenofobia, no era pobretones, más bien parecían bien puestos.
Luego la situación se puso peor, comenzó a salir la clase media baja y baja, la cosa fue distinta, salían los “cara e tuki” los pobres con apariencia de pobres, y la gente comenzó resaltar sus delitos, sus malas expresiones, comenzaron a fastidiar. Y entonces algunos resabidos dijeron esto es xenofobia.

He notado, cómo hay ciertos anuncios de empleo en los que resaltan como requisito: “Ser Venezolano” inmediatamente sabes que 1) o les pagarán muy por debajo de lo establecido por la ley y el propio estado de necesidad de las personas o 2) buscan personas “bonitas” que no parezcan pobres.
Muchos otros dirán que la Xenofobia no solo nace o tiene su raíz en la aporofobia, sino en la competencia del sector profesional, el problema social -económico que genera la mano de obra extranjera y barata, la presencia del Venezolano en todas partes. Ante esto me pregunto: si todos fuesen bien presentados, bien hablados llegaríamos al nivel de xenofobia, al que estamos llegando?  Aquí coincido  mucho con Froid.

Ya después de escuchar a Adela, puedo decir que la xenofobia planteada desde este punto de vista, no es más que la consecuencia de una gran aporofobia que sentimos todos, aquel odio a la pobreza y a todo lo que la conlleva.
Es una tentación muy compleja, por ejemplo, en la Casa de Acogida Temporal un Techo para el Camino. Nos encontramos con muchos pobres que parecen pobres, y al instante de toparte con ellos, tienes la tentación de rechazarlos, la duda te inquieta, te provoca negarle la posibilidad de recostarse y descansar, comienzas a pensar que pronto saldrá con una de las suyas y robará, !qué complejo!. Solo por parecer pobre.

Ante esta tentación toca, reflexionar, mirar con la misma mirada con la que miraría Jesús, hablar como Jesús hablaría. Poner todos los sentidos como medio para cumplir con el fin: Amar y Servir, que no está supeditado a la dolosa razón, en femenino, a propósito, es muy seductora.

En conclusión: en el fondo existe una gran crisis de odio hacia las personas más pobres que nosotros.
  • ·         ¿Por qué no sucede xenofobia con los turistas? Sencillo, no son pobres.
  • ·    Adela Cortina, en su libro: “Aporofobia: Rechazo al pobre” expone uno de los conflictos morales más arraigados y obviados de nuestro tiempo, no solo para darle un nombre sino también para significarlo y darnos las herramientas para que nos enfrentemos a una realidad muy nuestra

@ronaldborges590
ronaldborges590@gmail.com
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domingo, 15 de julio de 2018

SE HACE CAMINO AL ANDAR.


Llegar a la Casa de acogida Temporal “Un Techo para el Camino” y encontrarme con esta delicadeza humana, hace que se me dilaten los vasos lagrimales, no solo ante  el buen uso del pincel para expresar en una vulgar pared fondeada con pintura blanca de caucho el padecimiento de hombre y la mujer Venezolana, que en sus largos recorridos desde Venezuela a distintos destinos como Perú, Chile etc se encuentran con un gran sol, encarado en personas, momentos, organizaciones que hacen la de Dios cuando pone cielo, mar y tierra a favor del hombre vacío de ello.

A mi llegada a la casa, suelo dar un recorrido, saludar, ver quien está en casa, etc, y a la entrada de la puerta, quedé perplejo, mi basta ignorancia en el tema del arte no me jugó en contra para determinar si es feo o es bonito, solo la vinculación inmediatamente con mis emociones y reconocer en esta obra, a un pintor esperanzado en mañana, a un pintor con un camino por recorrer y que nadie detiene, su pausa ante el radiante sol para reimaginar su situación y de 
manera resiliente sacar provecho. 

Ojalá podamos reimaginarnos todas las situaciones duras que nos ocurren y las asumamos como medios para empoderarnos de nosotros mismos, de nuestra realidad y hacernos mejores y mayores ante cualquier adversidad. 

Que afortunado soy, la adversidad es un medio para mi propia humanización. 

@ronaldborges590


martes, 10 de julio de 2018

Venezuela: Hay dos grandes tipos de personas.




Hace poco, conversaba con una gran amiga, letrada no solamente en las academias y con un bagaje de experiencia profesional de alto calibre en el quehacer legislativo  venezolano, sino, al menos, para mí una mamá en la espiritualidad y en el reconocimiento de lo divino en la vida humana.

Ella, de quien me reservo el nombre, en una de nuestra conversaciones digitales me mencionaba su preocupación, no solo, por lo que todos sabemos que ocurre en Venezuela, sino más bien por algo del día a día para el venezolano y que ella llamó con preocupación las dos nuevas clases sociales que están surgiendo en Venezuela después de la desaparición casi total de la antigua caracterización del estatus social del Venezolano. Me decía: - Ronald parece que hay dos tipos de venezolanos. Estoy muy conmovida. Ante tal planteamiento no me resistí a que me contará qué quería decir con eso.
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Me decía: - Si Ronald, hay dos tipos de Venezolanos: El que vive de la remesas y el que no vive de ella. Me mencionaba mi amiga:  - Es  muy triste ver como hay personas que aún pueden ir a comprar algunas cosas que no son precisamente de primera necesidad, y que incluso, salían llenos de lo que encontraran en los casi extintos supermercados, mientras otros en la misma fila para pagar en caja llevaban uno o dos productos. Que suerte la de aquellos que tienen familia en el exterior y pueden mandar dinero a Venezuela, aunque cada vez valga menos. 

Los Beneficiarios de las remesas disfrutan de lo poco, aunque siguen sobreviviendo, los demás, cómo hacen, no sabemos, o bueno quizás sí, comen una vez al día, si consiguen comida.   

Hoy día, como dicen los Guayacos; gente buena, conversé con uno de los jóvenes acogidos de casi mil que hemos recibido en “Un techo para el camino” él, es hijo único, sus padres son mayores, tiene una niña en Venezuela y aún con una discapacidad a causa de  un accidente que le hace utilizar una silla de ruedas para trasladarse, decidió emprender el viaje desde Venezuela hasta Ecuador para enfrentar la dura situación de ser hijo único de padres en Venezuela, en este momento, por mi mente vienen muchas cosas.  Este joven, tiene que enviar remesas de dinero a sus país, eventualmente, mientras la clase social que vive de la remesas sigue creciendo, para ellos el país está medianamente bueno, lo único malo es que no tienen a sus hijos y familiares cercanos con ellos…

En otro post… mi amiga en la conversación hacía un análisis muy interesante, sobre los militares que cobran en dólares…

jueves, 21 de junio de 2018

Hoy es mejor afuera.


Hoy es mejor afuera.


Una de las cosas que más resuenan en mi mente de las conversaciones con todas las personas migrantes que pasan por nuestra casa de acogida Temporal, me hacen pensar, como venezolano, que hoy es mejor estar afuera, sí, afuera del país que dentro de la tierra que te vio nacer y de la cual te nutriste de distintos códigos culturales, raciales, sociales, religiosas etc. que te caracterizan.  

Entiendo que para muchos (sobre todos los espectadores internacionales), sea una afirmación lógica cuando notan con preocupación toda la convulsión socio-política que se viene dando y que, porque no queda de otra, van viendo pinceladas de la realidad en los medios de comunicación. Pero esta afirmación no es lo lógica para el venezolano, y carece de mucho sentido.

El venezolano aunque ya se encuentre afuera de su país, rebuscándose para sí mismo y para los suyos, una mejor calidad de vida, nunca pensó ni deseó salir corriendo, más que, para unas merecidas vacaciones por la natural fatiga del diario vivir.

Pero hoy es mejor estar afuera, porque aunque se tenga que comenzar de nuevo, se hace en medio de posibilidades. Cosa de la que Venezuela carece: Posibilidades de tener medios de vida básicos.

Es mejor estar afuera, porque aunque los nativos nos digan que las cosas no esta tan bien, nosotros la encontramos maravillosas, porque funcionan.

Es mejor estar afuera, porque vivir con la sensación de estar siempre desprovistos y viviendo del día a día, no da garantía de que algún día se podrá estar en mejores condiciones que ahora.

Parece que es mejor estar afuera, porque aunque algunos te miren despectivamente o con cierto fastidio, no sientes que pierdes la vida en el gatillo de un impune ávido de muerte o en largas colas de mendicidad obligada.

Parece que es mejor estar afuera, porque los que dejo agradecen todos los días el aporte obtenido por el sudor de la frente, y las manos llenas de cayos, por el trabajo rudo para el que no se estudió largos años en la universidad.

Con un dolor profundo en mi corazón, debo decir que hoy es mejor estar afuera. Y si de mi parte puedo hacer algo para que alguien este afuera, sin dudarlo daré mi apoyo, para que esto sea posible.